Acordamos un buen día escapar de la rutina
A solas en un cuarto, cerramos la cortina
Una emisora en la radio, el vino
puesto y la cama tendida
Echados en ella, con música de fondo,
fuiste mi consentida
El vino hacia su efecto, la música
proseguía
Empezamos a besarnos cortando la sequía
Nos empapamos de amor, inundándonos de pasión
El deseo salía a flote, mientras te cantaba
una canción
Mis manos navegaban en su paisaje, entre
colinas
Mientras mi
libido se incrementaba y no la insulina
Anduve por rutas inexploradas, húmedas,
curvadas y estrechas
Cuanto más exploraba, mi cabeza volaba con
las cosas hechas
El camino no era virgen, pero para mí lo
era y lo valía
Porque cuanto más incursionaba, más sentía
su plusvalía
Confieso que no pude continuar frente a un
valle frondoso
Así busqué otra alternativa aunque resulte
jocoso y gracioso
Mis dedos recorrían sus quebradas y
montañas
A ella le preocupaba no tener cara para
verme mañana
Le prometí que esa noche no ingresaría a su
morada
Que a cambio experimente nuestra noche alocada
Unas gotas de vino en su ombligo fue
pretexto para un sorbo
No diré donde más mi lengua lamió, les dejo
a ustedes el morbo
No hace falta describir aquella noche lo
que vivimos
Lo cierto es que nos amamos y sentimos que
convivimos
En otras circunstancias, ella se
quedaría toda la noche
Me lo confesó en un momento de amor y
derroche
Nuestras lenguas danzaban, nuestro respirar
se agitaba
Ella tomó el mando de mi ser y mi piel se
erizaba
Nos reflejamos frente al espejo y le
pregunte que miraba
Me respondió echándome agua, eso no me lo
esperaba
Jugamos como niños, ella mojada y yo
extasiado
Preguntó si se le notaba, respondí “no
demasiado”
Nuestro momento se acababa, nos arreglamos
lo puesto
Me preguntó si usaba un bóxer; respondí sí,
de modo modesto
No quise avergonzarme, en defensa le mostré
mi trasero
Provocando su risa, prometo la próxima más
esmero
Ya era media noche, nos mostramos
nuevamente al mundo
Rumbo a nuestras casas, aprovechamos cada
segundo
Un beso y un abrazo aquella noche como
despedida
El sostén de nuestras manos, una promesa de
amor vivida
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