La religión que
profeso
Es tan delicada y tierna
Fuente de gracia y dulzura
me quita la dureza
mi día pesado lo aligera
tiene el poder de dar fuerza
reconforta mi naturaleza:
“un troglodita malhumorado”
volviendo al ogro tierno y pavo
roba mi atención
interrumpe mi meditación
es dueña de mi vida
la idolatro sin medida
yo creo que es una bruja
porque a todos embruja
hechiza con su sonrisa
provocando la alegría
es la religión que profeso
a donde vaya no la niego
está tatuada en mi mente
sangre de mi sangre indudablemente
llena toda mi existencia
es el génesis de
mi vida
y algunas veces cuando enfermo
es el antídoto perfecto
me transporta al futuro
idealizándome más viejo
veo a una fémina crecida
una locuaz niña, mi hija
soy su marioneta preferido
que hago caso a sus pedidos
intento que de nada adolezca
para verla siempre risueña
soy su bufón de guardia
hago piruetas en su nombre
para evitar que llore
si está enferma y no empeore
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