La risa se vuelve llanto, si no paras de reír
la duda atormenta hasta hacernos sufrir
una lágrima no es pena, a veces muestra felicidad
la risa es una careta en medio de la calamidad
el dolor nos aterriza al plano terrenal
poco sirve el rezo, si mantenemos el arsenal
el dolor es tristeza ¡que ambigüedad!
a veces es placentero ¿o no es verdad?
la herida cicatriza es cuestión de esperar
hay penas que suspiran, que no suelen sanar
regalar una sonrisa cura el malestar
quien da el primer paso suele conquistar
el orgullo nos retiene, nos hace tropezar
los celos nos impulsa tontamente a delirar
el amor es inherente, no se puede renunciar
la gracia de un hijo nos hace resucitar
la vida es tan corta en la ancianidad
pretender ser siempre joven es una necedad
la máquina requiere mantenimiento para funcionar
se necesita amor y paz en el alma para progresar
la muerte es el principio de un nuevo empezar
saber el futuro no se puede cazar
el olvido es la droga que calma el pesar
y al llegar nuestra hora, termina el recordar
tener un hijo implica responsabilidad
procrearse no da el título de paternidad
la madre y su retoño unidos por lo umbilical
hasta que la muerte los separe, ¡eso no es coloquial!
la vestimenta puede a los ojos engañar
un favor desinteresado no se puede obviar
la familia es el sostén, acudimos a ella al escapar
refugiados por los nuestros, ya se puede escalar
la soledad es consejera de nuestra conciencia
equilibra nuestros actos y más con la experiencia
la venganza siembra un sendero de espinas
el karma es un búmeran que factura nuestra rutina